ANGEL VALIENTE
( CUBA )
Por: Suali Garriga Marrero
Ángel Miguel Valiente Rodríguez fue un combatiente revolucionario que luchó por la independencia de Cuba. Fue fundador y dirigente de los Comités de Defensa de la Revolución y destacado repentista y poeta.
Desde niño comenzó a cultivar la poesía llegando a convertirse en uno de los más importantes y populares poetas repentistas de Cuba. Fue, junto con el Indio Naborí, protagonista de la Controversia del Siglo en el año 1955, en San Antonio de los Baños primero, y en Campoarmada después.
Estuvo preso, por cantar con Naborí una décima contra la dictadura que Fulgencio Batista había implantado a través de un golpe de Estado. Su carácter enérgico ante las injusticias era una de sus cualidades.
Para rendirle homenaje a este gran repentista, la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba en la provincia de Artemisa, tiene establecido el 28 de Febrero como el Día de la Décima, coincidiendo con el aniversario de su natalicio.
Cada año se celebra en el Bosque Martiano del Ariguanabo un guateque a la sombra de los árboles que se mecen agitados por el viento como si también estuvieran aplaudiendo al Ángel de la Décima.
CATORCE DECIMISTAS CUBANOS DEL SIGLO XX.Ciudad de México: Frente de Afirmación Hispanista, A. C., 2016. 119 p. No. 10 851 Exemplar da biblioteca de Antonio Miranda
LA MUERTE
Ojalá tenga la suerte
pocas veces conseguida
de que florezca mi vida
para cantarle a la muerte.
Ella es la mirada fuerte
en incontenible acecho;
y como en un marco estrecho
la mentira de vivir
y la verdad de morir
se me juntan en el pecho.
Para hablar de las mañanas
y las tardes que se van,
la vida y la muerte están
juntas como dos hermanas.
Las inquietudes humanas
no tienen razón de ser,
si aceptamos que nacer
es la acción que nos convierte
en más hijos de la muerte
que de la propia mujer.
Los que aceptan que morir
es pasar a mejor vida,
que sólo hay carne vencida
y no el derecho a vivir,
ésos, con un sonreír
de niños, la muerte esperan;
y nunca se consideran
integralmente vencidos,
como si extraños fluidos
de otras vidas recibieran.
Los que niegan la existencia
del eterno “Más allá”
y entienden que todo está
del mismo cuerpo en la esencia,
ésos, con una impaciencia
triste que los desanima,
quieren que el tiempo se exprima,
que dé más de lo que puede,
y el tiempo no retrocede
y les pasa por encima.
La muerte, enorme gigante,
invisible, puesto en pie,
no se siente, no se ve
y en todo está vigilante.
Nadie adivina el instante
de su exacta aparición,
brota de la confusión,
porque se proyecta igual
en la punta de un puñal
que en brazos de una pasión.
Muere un niño de igual modo
que morir puede un anciano:
en la amplitud de la mano
de la muerte, cabe todo.
Hecha sombra, en el recodo
de cualquier camino está;
y cuando a buscar se da
uno para su rebaño,
no le interesa el tamaño
ni hacia qué lugares va.
Por cuanto de radical
tiene la muerte, la quiero:
lo mismo quiebra el acero
como el más simple metal.
El orgullo personal
en sus garras se hace añicos;
y suelta como abanicos
sus tentáculos salobres,
sorda al clamor de los pobres,
sorda a la voz de los ricos.
Una muerte producida
por la vía del suicidio,
nos dice cómo el presidio
deja escapar una vida.
La muerte para el suicida
es vía de flor y estrella,
pues cuando bajo la huella
del dolor no puede estar,
lo hace, pensando encontrar
su liberación en ella.
No siempre la muerte deja
el dolor de lo perdido,
pues cuando muere el olvido
la alegría se refleja.
Y cuando muere una queja
hay alegría también;
y cuando yace el desdén
hay un entusiasmo igual,
porque el sepulcro del mal
es la cuna para el bien.
La muerte de algo está aquí
presidiendo la velada,
y puesta esta su mirada
en Valiente o Naborí.
Si cae la derrota en mí
como en un duelo sombrío,
esta misma noche al río
desilusionado iré
y en su entraña dejaré
enterrado un sueño mío.
(Décimas para la historia.
Controversia Naborí-Valienate
TEXTO EM PORTUGUÊS
Tradução (livre) em português
por ANTONIO MIRANDA
A MORTE
Oxalá tenha a sorte
poucas vezes conseguida
de que floresça minha vida
para cantar à morte.
Ela é a mirada forte
em irreprimível espreito;
e como em um marco estreito
a mentira de viver
e a verdade de morrer
se unem em meu peito.
Para falar das manhãs
e as tardes que se vão,
a vida e a morte estão
juntas como duas irmãs.
As inquietudes humanas
não têm razão de ser,
se aceitamos que nascer
é a ação que nos converte
em mais filhos da morte
que da própria mulher.
Os que aceitam que morrer
é passar a uma melhor vida,
que somente existe vencida
e não o direito de viver,
esses, com um sorrir
de crianças, a morte esperam;
e nunca se consideram,
integralmente vencidos,
como se estranhos fluidos
de outras vidas receberam.
Os que negam a existência
do eterno “Mais para lá”
e entendem que tudo está
do mesmo corpo na essência,
esses, com uma impaciência
triste que os desanima,
querem que o tempo os exprima,
que dê mais do que pode,
e o tempo não retrocede
e passe por cima deles.
Os que aceitam que morrer
é passar para a melhor vida,
que só existe carne vencida
e não o direito de viver,
estes, com um sorrir
de crianças, a morte esperam;
y nunca se consideram
integralmente vencidos,
como se estranhos fluidos
de outras vidas receberam
Os que negam a existência
do eterno “Más pra lá”
e entendem que tudo está
do mesmo corpo na essência,
esses, com uma impaciência
triste que os desanima,
querem que o tempo se exprima,
que dê más do que pode,
e o tempo não retrocede
e lhes passa por encima.
A morte, enorme gigante,
invisível, posto em pé,
não se sente, não se vê
e em tudo está vigilante.
Ninguém adivinha o instante
de sua exata aparição,
brota da confusão,
porque se projeta igual
na ponta de um punhal
que em braços de uma paixão.
Morre menino de igual modo
que morrer pode um ancião:
na amplitude da mão
da morte, cabe tudo.
Feito sombra, no dobrar
de qualquer caminho está;
e quando a buscar se dá
um para seu rebanho,
não lhe interessa o tamanho
nem até que lugares vá.
Por quanto de radical
tem a morte, eu a quero:
o mesmo quebra o aço
como o mais simples metal.
O orgulho pessoal
em suas garras vira pedacinhos;
e escapa como cacos
seus tentáculos salobros,
surdo ao clamor dos pobres,
surda com a voz dos ricos.
Uma morte produzida
pela via do suicídio,
nos diz como o presídio
deixa escapar uma vida.
A morte para o suicida
é caminho de flor e estrela,
pois quando bajo o impacto
da dor não pode estar,
o faz, pensando encontrar
sua liberação nela.
Nem sempre a muerte deixa
a dor do perdido,
pois quando morre o olvido
a alegria se reflete.
E quando morre uma queixa
há alegria também;
e quando some o desdém
há um entusiasmo igual,
porque o sepulcro do mal
é o berço para o bem.
A morte de algo está aquí
presidendo a velada,
e posta está sua mirada
em Valiente ou Naborí.
Se cai a derrota em mim
como em um duelo sombrio,
nesta mesma noite ao rio
desiludido irei
em sua entranha deixarei
enterrado um sonho meu.
(Décimas para la historia.
Controversia Naborí-Valienate
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Página publicada em fevereiro de 2025
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